CANTEMOS VICTORIA


-Victoria insiste-



Me sucede con cada canción algo muy parecido al amor: me enamoro perdidamente de un valcesito y puedo estar cantándolo por semanas convencida de que es lo más hermoso que jamás se haya escuchado, ansiosa de cantarlo en el escenario, de hacerlo mío. Entonces una noche escucho a Charlo cantar el tango "Viejas alegrías" y nace el amor nuevamente y pongo a descansar al valcesito para futuras evocaciones.
En cuanto al acto en sí de cantar, podría expresar su misterio con el modestísimo firulete poético que aquí sigue:
Se sabe que la voz es el instrumento del cantor, que es a su vez continente y contenido del sonido, de la emoción, de la cuerda que vibra en su garganta. Siendo la guitarra también un instrumento, ¿cómo saber si aquella que duerme en su funda apoyada contra el ropero aún respira?. Pues se hará la siguiente prueba: se le quitará su abrigo, la abrazará uno en su pecho y al pulsarla descubrirá la vida que había en ella, tal vez pensando cómo es que después de tanto tiempo y olvido todavía suena.
Pues bien, yo sé que cuando canto abrazo en mi pecho melodía y poema y les doy vida, mi instrumento no tiene sentido de otra manera y es así como compruebo en forma casi científica que yo también estoy viva, que todavía sueno.


Victoria

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